Ayer asistí a un evento de emprendedores en la UPM en el que pude disfrutar de una charla del Dr. Javier García-Martínez. Javier nos animó a amar la tecnología y a luchar por nuestras ideas, al igual que ha hecho él. Desde mi punto de vista, es un claro ejemplo de que cómo hacer las cosas bien. Es cierto que su proyecto se ha visto muy beneficiado de un entorno favorable por el encarecimiento del crudo, pero esto no hace más que demostrar que supo anticiparse a las necesidades futuras.
Volviendo a los consejos de Javier, coincido plenamente con la idea de “zapatero a tus zapatos”, es decir, dediquémonos a aquello que mejor sabemos hacer (que nadie le de un tinte político, por favor). Los “tecnócratas” (así nos definió Javier) tenemos que centrarnos en desarrollar nuevas ideas y dejar las tareas comerciales y de desarrollo de negocio a personas experimentadas en estas áreas. Así lo hizo él y ese ha sido, sin duda, uno de sus múltiples aciertos.
En el foro también se reivindicó la figura de los mentores o “Business Angels”. Dado que la situación económica no permite obtener demasiada rentabilidad ni en la bolsa ni en el mercado inmobiliario, es buen momento para invertir en “nuevos proyectos”: aunque el riesgo puede es alto los beneficios pueden llegar a ser realmente espectaculares. La clave está en saber escoger las “ideas”. Además, cada vez hay más personas que tras haber culminado su carrera profesional (presidentes, directores, etc.) les apetece involucrarse en nuevos proyectos que les ilusione y en el que puedan aportar sus conocimientos y experiencia de una manera más “sosegada”. Si alguien se identifica al leer estas líneas, por favor que nos escriba y nos cuente sus opiniones (y si le parece bien, las compartiremos con todos nuestros lectores). Además, lo incluiremos en el “Business Heaven” de Tecnocracia: listado de amigos de Tecnocracia dispuestos a colaborar en proyectos tecnológicos innovadores.
Para finalizar, me gustaría añadir un par de comentarios personales. El primero de ellos no es más que reivindicar que “las grandes cimas se alcanzan con pasos pequeños”: no hay que correr, ni tener prisa ni tampoco intentar dar grandes zancadas. Con esto os quiero decir que los proyectos no tienen que ser necesariamente muy ambiciosos y que las pequeñas ideas también tienen su valor. El segundo comentario va dirigido al valor de la juventud. En muchas ocasiones a los jóvenes se les penaliza por su edad y la falta de experiencia, pero no olvidemos que aportan nuevos enfoques, frescura, motivación y muchísima ilusión. Además, son los profesionales que ofrecen un mayor potencial de crecimiento y desarrollo.
Os animamos a todos a iniciar vuestros proyectos!!!